La postverdad de la administración electrónica. Lo que el gato dijo a Alicia

La anunciada prórroga de la LPAC en Administración Electrónica «La historia interminable» se ha convertido hoy, vía BOE, en realidad, en concreto en el Artículo sexto del Real Decreto-ley 11/2018, de 31 de agosto, de transposición de directivas en materia de protección de los compromisos por pensiones con los trabajadores, prevención del blanqueo de capitales y requisitos de entrada y residencia de nacionales de países terceros y por el que se modifica la Ley 39/2015, de 1 de  octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, la LPAC.

El precepto es muy simple, se limita a fijar que las previsiones relativas al registro electrónico de apoderamiento, registro electrónico, registro de empleados públicos habilitados, punto de acceso general electrónico de la Administración y archivo electrónico único producirán efectos a partir del 2 de octubre de 2020. Es decir, 2 años más tarde de lo inicialmente previsto. Las justificación, en el apartado VI de la Exposición de Motivos: vacatio insuficiente para contar de forma simultánea con las condiciones para cumplir los objetivos fijados, necesaria madurez de desarrollos tecnológicos y jurídicos, desarrollo reglamentario, en definitiva, imposibilidad técnico-organizativa de concluir en los plazos iniciales la adaptación a la nueva realidad.

Más allá de la opinión de cada uno, me remito a lo ya expresado en público y en privado, toca asumir el nuevo escenario (si te dan limones, haz limonada) y ver las oportunidades que ofrece, intentando que, en estos dos años (2018-2020), se alcancen los objetivos que en los tres precedentes (2015-2020), por no decir once (2007-2018), no hemos conseguido.

Y para ello me gustaría retomar algunas ideas que tuve ocasión de exponer en el Congreso de Cunit, en mayo de 2017 (http://localtic.cunit.cat/programa/), hablando de la posverdad de la administración electrónica y la necesidad de ver este escenario como algo más como el  puzzle de la transformación digital. ¿Por qué postverdad? Según Wikipedia Postverdad o mentira emotiva es un neologismo que describe la situación en la cual, a la hora de crear y modelar opinión pública, los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales. Y lo cierto es que determinados rankings, informes y opiniones cualificadas, transmitían la idea de que estamos mejor de lo que parece en materia de administración electrónica (o simplemente es que los demás, salvo Estonia, están peor), pero la tozuda realidad, la verdad de toda la vida es que no es así.

Para visibilizar la brecha entre la posverdad y la vedad, lo primero es saber dónde estamos, echamos en falta un diagnóstico, una foto fija que nos permita tener claro el punto de partida y hacia dónde vamos, y cómo vamos a llegar hasta allí.  El inexistente mapeo de la realidad es obligado ¿quiénes son mis clientes?, conocen la reforma mis usuarios, qué necesitan, qué he hecho? Y lo que es más importante ¿Funciona?

Comparto una diapositiva de la presentación utilizada en el transcurso de una Jornada del Ayuntamiento de Málaga en la que abordaba las preguntas que debían hacerse en este proceso, ya en septiembre de 2016

 El Puzzle de la administración electrónica

Y una vez que hemos radiografiado nuestra situación, tenemos que saber cómo vamos a llegar, para ello debemos resolver un puzzle: el de la administración electrónica. Por eso, en la charla exponía mi teoría sobre el puzzle de la administración electrónica, o de la transformación digital, para ser más precisos, exponiendo que cualquier proceso orientado a su exitosa consecución debería tener en cuenta y ensamblar 3 piezas:

  • Pieza normativa

Desde 2007 (LAE) teníamos esta pieza sólo mordida, pues nos faltaban normas de carácter imperativo, que marcasen una obligación directa, más allá de coartadas vía Disposiciones Adicionales. Y parece que llegó con la publicación en 2015, de la LPAC y LRJSP, y digo parece porque eso supone el olvido de dos ejes fundamentales, ENI y ENS, y las correspondientes NNTTII, aunque hayan pasado sin pena ni gloria en un primer momento.  La interoperabilidad, es una pieza clave, y a pesar de los muy caducados plazos legales, todavía es una odisea conseguir esos registros y relaciones interoperables entre administraciones públicas (de hecho es la motivación expuesta para la adopción del acuerdo del Consejo de Ministros).

  • Pieza tecnológica

No es la única pero también, equipos y desarrollos tecnológicos que hagan posible esa interoperabilidad, la tramitación electrónica y la simplificación. Hay que hacerlo fácil, no sólo el navegador sino también los sistemas de firma electrónica exigidos, las notificaciones, todo el proceso, parece que nos gusta obligar a las personas a investigar, buscar y hacer click una y mil veces antes de encontrar lo que necesitan en las respectivas sedes electrónicas.

Pero también sistemas que soporten el nuevo modelo de tramitación electrónica, redes de comunicaciones que lo hagan fácil, que dejen en el olvido la conocida brecha digital. Citaba en Cunit una información según la cual en 2.731 municipios los operadores no habían desplegado redes capaces de dar 10 megas de descarga, en los que enviar un correo electrónico con un adjunto se convierte una hazaña de titanes. Podríamos hablar de personas en riesgo de exclusión digital y por supuesto, en quiebra de sus derechos en función de su territorio de residencia.

  • Pieza organizativa

Y la última, la más importante. Personas, en definitiva. En dos planos, interno y externo. En estos momentos la asimetría existente no sólo obedece a la ausencia de recursos  personales dispuestos a sumar en este proceso de transformación (todo proceso de cambio es recibido con escepticismo en el mejor de los casos y con rechazo en el peor), sino también a la ausencia de impulso y liderazgo para gestionar a los equipos de personas, impulso tanto político como administrativo. 

Y en el otro plano, las personas que se relacionan con la administración. A los que no sólo no se les ha explicado el nuevo modelo de administración, sino a los que tampoco se pregunta, quizás deberíamos probar con grupos de muestra, ciudadanos heterogéneos, por profesión, edad y formación, y observar las dificultades que tienen, detectar los campos de mejora e introducir cuantos cambios sean positivos para su usabilidad. Sin olvidar un importante grupo de ciudadanos no tecnológicos que de repente se han visto incluidos en unas dinámicas que le son ajenas, y que la administración no les facilita.

Y para ello, no nos olvidemos, son precisos recursos económicos, cuantificar como inversión algo que en muchos casos se deja de lado porque es cosa de los frikis informáticos, llevo muchos años diciendo que la inversión no es sólo carreteras, puntos de luz, y mega estadios o centros culturales, que la inversión en tecnología es la clave de una administración del SXXI, no hay que pensar sólo en megaproyectos smart, sino en lo más básico, en presentar una solicitud electrónica en cualquier administración dirigida a otra administración, en no tener que presentar documentación ya en poder de la administración. Comencemos por lo micro.

Eppur si muove

Y sin embargo, se mueve. Tampoco nos confundamos, se han hecho cosas, algunas muy buenas, otras no tanto y otras ni siquiera están en el horizonte inmediato, así que no nos flagelemos más, ahora toca remar. Se ha avanzado mucho, y ni una ni mil prórrogas impedirán seguir avanzando, apurar los plazos para ofrecer el mejor servicio, pues los plazos son sólo es un tema de máximos para los ultrarresistentes. Nos encontramos en un mundo en el que conviven y convivirán todavía mucho tiempo las diferentes realidades, pero en el que no hay que perder de vista la dirección del timón, la mejora de la calidad del servicio que se presta a los ciudadanos y el ejercicio de sus derechos en igualdad de condiciones.

Porque no estamos ante un cambio de formato, sino ante una auténtica transformación, un cambio de modelo que la sociedad ya ha experimentado en su vida cotidiana y que debe llegar también a su relación con la Administración (Administración «sin papeles» por ley). Hiperfragmentación del mapa local, conflictos de competencias, multiplicidad de (incompatibles) soluciones tecnológicas, la idiosincrasia del siempre se hizo así… ningún obstáculo puede vencer a los beneficios de la administración electrónica, y para ello tendremos que aprovechar la prórroga para aprender de los éxitos pero también de los fracasos de los no pocos proyectos que se han puesto en marcha en este tiempo.

No hemos llegado a  la meta porque nos han movido la cinta, pero seamos positivos, habrá que fijar, sin dilación, la hoja de ruta para 2020, para que el Real Decreto-Ley  11/2018 no se convierta en el ejemplo por excelencia de la procrastinación, ni en la excusa de los del  “Ya te lo dije”, y para eso nada como recurrir a los clásicos, al gran Lewis Carrol, a un breve fragmento de un diálogo entre Alicia y el Gato en “Alicia en el país de las maravillas”, al que recurro con frecuencia,

A.Podría decirme, por favor, qué camino he de seguir desde aquí?

G- Eso depende en buena medida del lugar a donde quieras ir

A.No me importa mucho a dónde

G.Entonces no importa por dónde vayas

Para así poder decir en 2020 (recurriendo a otro “clásico”), como Anníbal, del equipo A: Me encanta que los planes salgan bien¡¡