Recientemente hemos conocido la Estrategia España Digital 2025 que contempla un apartado específico relativo a la Transformación del Sector Público, donde desgrana una serie de objetivos específicos y un conjunto de medidas orientadas a la Administración pública “data-driven”, desde la relevancia del dato y su gobernanza para la personalización de los servicios públicos. Aunque no son pocas las reflexiones que genera este documento para aquellas personas que llevamos ya un tiempo en el sector público hoy quiero detenerme en una de las medidas:
- ¿Puesto de trabajo de nueva generación?
Articulada como la medida número 22, en su descripción afirma que se potenciarán soluciones de puesto de trabajo, conectividad y colaboración de nueva generación que habiliten la movilidad y el trabajo no presencial de los empleados públicos. En dicho sentido llama la atención sobre la nueva regulación que se realizará del trabajo a distancia y la necesidad de tener en cuenta la prestación de servicios desde ubicaciones diversas, que exigirán también especial atención a las condiciones de ciberseguridad (sobre ese tema hemos hablado en “Ventajas y Dificultades del Teletrabajo: claves en la regulación postCovid”.
Sin restar importancia a esta cuestión quiero subrayar la apuesta que hace a la capacitación o reskilling de los empleados públicos para adaptarse a esta nueva manera de trabajo, en alusión al trabajo íntegramente digital y también a distancia. Y de la proposición a la acción, encomienda al Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) para desarrollar un Plan de capacitación de los empleados públicos en las competencias digitales para esa adaptación.
Efectivamente, el refuerzo de las competencias digitales de los empleados públicos es una evidencia, tal y como afirmábamos en “Competencias digitales y empleados públicos. He visto cosas que…”referenciando el Marco Europeo de Competencias Digitales para los Ciudadanos, conocido como DigComp, que proviene de la Recomendación 2006/962/CE sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, y que distribuye estas competencias en cinco áreas: información, comunicación y colaboración, creación de contenidos, seguridad y resolución de problemas.
Pero no sólo de competencias digitales vive el empleo público. Es más, precisamente ese entorno fuertemente digitalizado, en permanente cambio, y tan marcado por las nueva tecnologías, requiere reforzar otro tipo de competencias, las soft skills, las conocidas como competencias blandas, que permitan el grado de adaptabilidad necesario, entre otras cuestiones al escenario de trabajo a distancia para evitar los riesgos del remoto (tal y como señalábamos en “Telereuniones y gestión de equipos: el factor humano” .
La gestión de las emociones, la comunicación, el trabajo en equipo, la inteligencia emocional, resiliencia y la dotación de habilidades directivas para el liderazgo transformador que exige España Digital 2025. De ahí que ese reskiling que tan acertadamente se encomienda al INAP debe, en mi opinión, ir más allá de las competencias digitales para abordar de forma integral los nuevos perfiles profesionales del empleo público.
Porque es indudable el envejecimiento de las plantillas públicas y el próximo relevo generacional, exige poner el acento en las formas de acceso y en la mejora en el diseño de los procesos selectivos, pero por ello no puede dejarse de lado a los efectivos que ya están incorporados y que seguirán prestando sus servicios en una Administración íntegramente digital y marcada por la Inteligencia Artificial, esta Administración “data driven”. Porque, sin duda, los puestos de nueva generación son puestos de funcionarios VUCA.
PD: Al tiempo que se ocupa de las competencias digitales de los empleados públicos, España Digital 2025 se ocupa también de las competencias digitales básicas de la ciudadanía, y en dicho sentido se fija como meta pasar del 57% en 2020, al 80% en 2025. Todo un reto.