Hoy, 1 de agosto de 2019, nos hemos despertado con la noticia de que es el día en el que los drones de la Dirección General de Tráfico comenzarán a poner multas (más información en el siguiente enlace. Tras un período de prueba y ser certificados por el Centro Español de Metrología (CEM) a partir de hoy pasarán de ser un elemento de apoyo y monitoreo en operaciones de tráfico, a constituir un elemento más para la detección de infracciones y conductas temerarias de los conductores,como omo utilización del móvil, no utilizar el cinturón de seguridad, no respetar señales como el ceda el paso, circular sobre zonas de cebra, etcétera, (excepto excesos de velocidad ya que no disponen de radar) . Una vez detectada la infracción por los drones podrá ser notificada en el acto por un agente de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil o ser tramitada posteriormente por las autoridades competentes.
Éste podría ser un ejemplo más de la corriente pesimista y alarmista de que los robots y las nuevas tecnologías nos van a robar el trabajo, sin embargo no es ésa mi postura. No debemos temer al uso de chatbots basados en el procesamiento del lenguaje natural como primera interfaz entre los ciudadanos y las administraciones, que permite ya -por ejemplo en EEUU- reducir los tiempos de respuesta y aumentar las capacidades de focalizar a los funcionarios públicos en tareas de más valor social, sino ponerlos en valor como una herramienta de trabajo más. Así lo explicábamos en El futuro del empleo público ante los retos de la Inteligencia Artificial.
La Estrategia española de I+D+I en Inteligencia Artificial, elaborada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, señala cómo la IA está llamada a ser un catalizador de la transformación de la actividad y presencia digital de la Administración pública, apuntando cómo a medida que las ciudades, regiones y los Estados continúan adoptando las tecnologías informáticas más modernas, las tareas cotidianas de los empleados públicos se transforman. La Estrategia española identifica numerosos campos para el desarrollo de la IA en el sector público, como la educación, la sanidad o la seguridad, sin olvidarnos del potencial innovador de la utilización de la IA en el objetivo de las Ciudades y Territorios Inteligentes y sostenibles (Smart Cities).
Los drones son uno de los ejemplos más visibles. Ya en el año 2017 exponíamos 5 Ejempolos de Inteligencia Artificial en la Administración Pública ¿Presente o Futuro? enunciábamos algunas de las apliaciones prácticas de la IA que eran ya realidad, entre las que se encontraban los drones, respecto a los que decíamos:
“2.- Drones. Al margen de otras infinitas posibilidades que se abren en la utilización de este instrumento, las labores de vigilancia y control pueden verse notablemente mejoradas por su uso. En materia de seguridad ciudadana, movilidad y tráfico, o, por ejemplo, inspecciones de urbanismo, representan un mecanismo versátil tanto por las posibilidades de programación, como por las ventajas que ofrece frente a las personas, en términos de superficie, costes de desplazamiento, disponibilidad de personal, etc.”
Conscientes de que todavía se trata de un ámbito que presenta luces y sombras en su recepción por la gestión pública analizábamos las Oportunidades y Amenazas que analiza las derivadas de la la utilización de la Inteligencia Artificial en el Sector Público, y tras elaborar la radiografía para la gestión de riesgos de los aspectos más desfavorables, toca poner en la balanza los favorables, los (múltiples) efectos positivos que asumir esta dimensión de las nuevas tecnologías en el ámbito del sector público puede producir.
Pero eso no significa que el valor que genera el empleado público será sustituido por la IA. Al contrario, esta técnica serán una aliada para complementar y mejorar el desempeño de nuestras funcionarios, por ello deberíamos empezar a pensar en sumarnos al cambio antes de que el cambio nos convierta en sustituibles. Como explica, siempre con meridiana claridad, Rafael Jiménez Asensio, la idea fuerza que debe presidir la interacción entre la IA y los empleados públicos es muy clara: “las personas deberán hacer cosas que las máquinas no puedan hacer”, y la creatividad, la empatía y otras cualidades sólo se predican, al menos de momento, de los seres humanos. El miedo es razonable, pero no puede paralizarnos.
NOTA: ¿Cómo funcionan y qué tipo de multas pueden poner los drones de la DGT?