La situación que nos ha tocado vivir como consecuencia de la pandemia declarada por la Covid19 es, sin duda, la crisis más global y generalizada que hemos conocido. Todos. Sector público y sector privado, porque ante lo intangible de una emergencia sanitaria completamente desconocida es obligación de todas las organizaciones y sus dirigentes continuar adelante, con sus objetivos y ante la inmensidad que se abre de un futuro incierto y para ello, el papel de las personas directivas cobra una especial relevancia, tal y como comentábamos en «Gestión estratégica para directivos en situación de crisis en 3 claves» .
Y para ello, es fundamental que las personas que ocupan responsabilidades directivas, también en el sector público, sepan manejar en cada momento el rol directivo que resulta adecuado, a modo de palos de golf (siguiendo el símil de D. Goleman sobre los tipos de liderazgo). Pero ¿Qué es un rol directivo? Releyendo a H. Mintzberg parece que cuando habla de ello estaba pensando en la situación que estamos viviendo desde marzo de 2020, pues describe los roles directivos del siguiente modo:
“Lejos de un trabajo ordenado, enfocado y lineal, el trabajo diario de los gerentes eficientes implicaba un manejo de las situaciones caóticas, imprevisibles y desordenadas, donde no resulta sencillo distinguir lo trivial de lo esencial. En realidad, el trabajo de un gerente implica adoptar diferentes roles en situaciones distintas, para aportar cierto grado de orden al caos que reina por naturaleza en las organizaciones humanas“.
En su libro “La naturaleza del trabajo directivo”, Mintzberg describe las actividades y las clasifica en tres áreas: relaciones interpersonales, roles informativos y toma de decisiones, que, a su vez, como veremos, se dividen en los diez roles que analizaremos a continuación. Porque la teoría de Mintzberg es perfectamente trasladable al ámbito de la Dirección Pública, de la profesional por supuesto, que aunque inexistente formalmente sí existe materialmente, personas que en su día a día asumen los diferentes roles en función del escenario en el que se encuentren y máxime ante la actual situación generada por la Covid 19.
I.- Los tres Roles Interpersonales
Nunca será suficientemente expresada la importancia de las personas en las organizaciones públicas, donde uno de los grandes déficits es, en mi opinión, la gestión de personas, como decíamos no hace mucho «Si no cuidamos a las personas de nuestra organización quizás en la próxima crisis no se consiga una respuesta tan positiva», sobre todo si tenemos en cuenta el gran desgaste al que se han visto sometidas, desgaste que se ha mantenido prácticamente sostenido en el tiempo, ante la intensidad con la que se han recuperado los niveles de estrés en la gestión.
En este rol la persona directiva debe trabajar (sí trabajar), tanto las relaciones interpersonales y para ello este área de dirección se desglosa en los siguientes roles:
- Representante: le corresponde ser la imagen de la organización (para lo bueno y para lo malo), por ello, ante la situación actual, su actuación y sus palabras son fundamentales y deben estar alineadas con la visión y el papel de su organización en la pandemia.
- Relacional: las personas responsables de dirigir debe interactuar con personas y organizaciones externas, no sólo a nivel interno, sólo así podrá crear convenientes redes de apoyo que contribuyan a sobrellevar la actual crisis y a fijar las bases para la necesaria colaboración público-privada y la interacción con la ciudadanía.
- Líder: el liderazgo es una de las competencias neurálgicas de las personas directivas. Les corresponde la gestión del equipo, su motivación, clave en cualquier escenario, pero de especial importancia en tiempos de teletrabajo, de volatilidad, ante escenarios inéditos en los que resulta más difícil mantener equipos y esa sensación de pertenencia tan importante (Telereuniones y gestión de equipos: el factor humano).
II.- Los tres Roles Informaciones
La información es poder. Esta afirmación vincula directamente la información a los puestos de responsabilidad, pero esa responsabilidad se articula en diferentes vectores y más en los tiempos de la tecnología, de redes sociales y de la información en red. Les corresponde la gestión de la información en todas sus dimensiones (de arriba-abajo, de abajo-arriba, transversal y lateral), su obtención, su difusión y asegurar que todo el mundo tiene a su disposición la información que necesita, evitando silos de opacidad, y privilegios en el acceso a los datos que generan asimetrías y situaciones tóxicas.
En este área podemos distinguir los siguientes roles:
- Monitor: como tal forma parte de sus funciones obtener toda la información que resulte de utilidad en y para su organización, pero no sólo obtenerla sino también su correcto manejo y procesamiento.
- Comunicador: debe difundir la información relevante para las actividades de la organización, saber quién debe saber qué y cuándo, ni sobreexposición ni limitación, y asegurar la existencia de canales de información eficaces, máxime en los tiempos actuales, donde la información de ayer puede estar ya caduca.
- Portavoz: en ese rol se presenta como la persona encargada de dar a conocer la opinión oficial de la institución frente a los temas que le competen, considerando los múltiples ámbitos de actuación pública debe asegurar en cada momento la correcta transmisión de la información, máxime con los elevados niveles de incertidumbre actuales.
III.- Los cuatro Roles Decisionales
Las personas directivas deben dirigir. Es una obviedad, pero para algunas simplemente se trata de un estatus, o del clásico ordeno y mando en determinados casos, y de mostrar galones en otros. Pero deben dirigir. Y más en tiempos como los actuales, en los que los cimientos de la estructura tradicional se están moviendo día a día, no sólo por el efecto de la Covid19, ya la tecnología nos tenía en un punto de indeterminación de futuro (basta con asomarse a los avances de la Inteligencia Artificial para percibirlo). Por eso, las personas directivas deben estar preparadas para tomar las decisiones que mejor respondan a las circunstancias y ofrecer así certidumbre y seguridad a sus equipos.
En esta área podemos distinguir los siguientes roles:
- Emprendedor: es frecuente hablar del intraemprendedor para hacer referencia a aquellas personas que dentro de su propia organización toman la iniciativa, innovan y lideran el cambio. La flexibilidad y adaptabilidad son más necesarias que nunca, y corresponde a las personas directivas públicas fijar los objetivos adecuados a las nuevas realidades, tomando la iniciativa.
- Solucionador de problemas: perfectamente enlazado con lo anterior, porque en toda organización surgen problemas, tanto por causas externas como internas, conflictos entre las personas, resistencias al cambio (el miedo atávico…), y corresponde a quien dirige tomar las riendas y solucionar estas situaciones.
- Asignador de Recursos: personales, materiales e incluso inmateriales (la gestión de egos no es un tema baladí). Los recursos son siempre limitados y las personas directivas deben saber cuándo, cómo y a qué finalidad asignarlos, con el conocimiento de que, en el momento actual, las demandas son infinitas y la mayoría justificadas, por lo que su asignación (o no asignación) no resulta tarea fácil.
- Negociador: interno y externo. Sin duda un rol complejo de asumir y todavía más de ejercer, porque en su posición debe negociar internamente con su equipo, con los demás equipos de su organización y sus responsables directivos, pero también con los responsables políticos. Externamente, con los grupos de interés, con los agentes sociales y económicos y la sociedad civil, intentando satisfacer al máximo sus pretensiones.
No se puede negar. Covid-19 está siendo un Máster en Dirección Pública porque, al margen de cuestiones operativas, la gestión de las emociones de las personas directivas, de las propias, (en otra entrada hablaremos del necesario refuerzo de determinadas habilidades y cualidades de las personas que tienen estas responsabilidades) son también un factor a tener en cuenta, por ello, le resultará de utilidad potenciar y profundizar en los diferentes roles que le corresponde asumir. Profundizar y explorar en cada uno de los roles directivos, como decíamos, a modo de palos de golf, combinando e intercambiando cada uno de ellos en función de la situación, le preparará para asumir tiempos VUCA, en los que el manejo de la inteligencia emocional resultará de una utilidad inestimable para cohesionar sus equipos cuando les corresponda cambiar la rueda de la bicicleta en marcha (tarea difícil, por cierto), sin bajar y sin pararse ni un minuto. Porque el sector público más que nunca NO puede parar.