La evolución del marco legislativo. Con el reto de aventurar esta cuestión formé parte en el VI Congreso de Novagob del panel “La cápsula del tiempo”, en la que con la idea de intentar adivinar el futuro de la administración en 5 años y las tendencias a 20 años, compartiendo con magníficos expertos este ejercicio con la respectiva asignación de líneas de futuro
- Gerardo Bustos, para abordar el “El futuro de los documentos”.
- Pilar Moreno, para abordar “La inclusión de todas las personas. La asignatura pendiente”
- Pedro Morales (ideólogo de la cápsula), para abordar “¿Qué tecnología nos dará soporte?”
Correspondiéndome a mí “La evolución del marco legislativo”, con la gran moderación de Olga Fernández, que a través de la herramienta menti nos permitió obtener interesantes conclusiones sobre la opinión de los muchos asistentes que abarrotaron la sala y los pasillos.
Pilar Moreno, Olga Fernández, yo, Gerardo Bustos y Pedro Morales
- A 5 años
Parafraseando (o no) a Fray Luis de León y a Miguel de Unamuno, comenzaba la previsión a 5 años “Como decíamos ayer…”
Porque, con sinceridad, no creo que en 5 años vayamos a experimentar un gran cambio legislativo (y si me permiten pequeño tampoco). Por un lado, por la complejidad política en la que llevamos instalados un cierto tiempo que dificulta la actividad legislativa, y por otra, las propias dinámicas del regulador, que no se caracterizan precisamente por revoluciones normativas. Permitiéndome una licencia cinematográfica me pregunto incluso si el 2 de octubre de 2024 estaremos viviendo el “día de la marmota” con la enésima prórroga a la vigencia de las prescripciones de la Ley 39/2015.
De ahí mi referencia, porque no creo que el marco legislativo haya evolucionado demasiado, de hecho creo que con que en 5 años se cumpliesen las prescripciones de las normas que vertebran en la actualidad el nuevo modelo de administración pública sería más que suficiente. Me refiero, entre otras, a la Ley 39/2015 y a la Ley 40/2015, reguladoras del funcionamiento electrónico del sector público, pero también a la Ley 19/2013, que fija el marco regulador en materia de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno o a la Ley 9/2017, que apuesta por una contratación estratégica, íntegra, transparente y sostenible.
- A 20 años
Identificar las tendencias normativas a 20 años nos permitiría, en cambio, un mayor ejercicio de funambulismo, apurando al futuro lo que hoy llena los espacios públicos de debate pero que, teniendo en cuenta, por ejemplo, que una gran parte de la gestión pública se sigue desarrollando en formato papel no pasa de quimeras o ilusiones. En dicho sentido procedimos a la identificación de 5 tendencias:
1.- Blockchain
No parece que se hable de otra cosa, de hecho entre legislatura y legislatura frustrada hasta hemos tenido un proyecto de ley, todo indica que es un ámbito que debe ser dotado de un marco normativo, y la fuerte apuesta del sector privado por esta tecnología crea esa necesidad.
2.- Inteligencia Artificial
Los datos abiertos y su reutilización, el machine learning y el deep learning, así como las infinitas posibilidades que se abren con el futuro de la IA requieren dotarnos de una protección legal, la Unión Europea fuertemente preocupada por la privacidad y la seguridad ya está trabajando en ello y seguramente impulsará la regulación en los Estados miembros.
3.- Administración Electrónica
Aunque en teoría ya contamos con regulación al respecto tanto vía normas básicas, y normas técnicas, su correcta implementación y la interiorización de la gestión pública basada únicamente en el funcionamiento electrónico requerirá de completar, mejorar y reforzar ciertas ventanas indiscretas que el marco actual ha dejado abiertas.
4.- Gobierno Abierto
Transparencia, Participación y Colaboración, con esos ejes el Gobierno abierto se perfila como una tendencia de futuro, no tanto normativa como operativa, de acción eficaz y eficiente, aunque un cierto refuerzo e instrumentación normativa de los mecanismos de participación y colaboración, y de una mayor rendición de cuentas no vendrá mal.
5.- Sostenibilidad. Agenda 2030
Los Objetivos del Desarrollo Sostenible tienen un plazo más próximo que la predicción de tendencias, pero lo cierto es que la sostenibilidad entendida como el futuro de la sociedad en su conjunto y de la administración pública se integrará a través del marco legislativo, en la contratación, en la normativa económica, urbanística, medioambiental, de igualdad, a través de todos y cada uno de los 17 ODS (sobre esta cuestión puedes consultar el siguiente enlace).
Suelo decir que las leyes no hacen milagros (sin negar que son una potente palanca de cambio) pero lo cierto es que la verdadera evolución de la administración vendrá de la mano de las personas, de las que formamos parte de ella como servidores o responsables públicos, pero también de la ciudadanía, como agente cualificado que reclame su derecho a la mejora de la gestión pública como una herramienta para garantizar la calidad de los servicios públicos y la igualdad de derechos.
En 5 años se abrirá la cápsula del tiempo, en el Congreso de Novagob del año 2024, y comprobaremos si las predicciones se han hecho realidad y si las tendencias legislativas se mueven en la dirección apuntada. Hasta entonces, continuemos mejorando la administración.