“Si la gente no sabe lo que haces nunca sabrá lo que haces mal”. Esta afirmación realizada por Sir Humphrey en la magnífica serie británica Yes, Minister, evidencia una de las grandes resistencias al cambio que existen en el sector público frente a las políticas de gobierno abierto, pues la opacidad permite continuar con prácticas irregulares, alejadas del interés general, sin pagar ningún tipo de peaje. Precisamente en el lado contrario de esta filosofía se sitúa la Guía de Gobierno Abierto que acaba de presentarse con la calidad del sello editorial del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.
La publicación de esta Guía, se enmarca como compromiso del IV Plan de Gobierno Abierto, y he tenido la suerte de participar en ella con extraordinarios profesionales, bajo la coordinación de Isaac Martín, la guía se estructura sobre los cuatro pilares, la transparencia a cargo del propio coordinador, el capítulo de integridad, elaborado por Manuel Villoria, participación ciudadana, por Cecilia Güemes y la rendición de cuentas, elaborada por mi misma.
La guía fue presentada el pasado día 9 de diciembre (Día Internacional de Lucha contra la corrupción, no podía ser casualidad), con la presencia de la Directora del CEPC, Yolanda Gómez Sánchez y el Director General de Gobernanza Pública, Olivié Bayon, y sobre la que me gustaría realizar un pequeño esbozo, aunque, por supuesto, recomiendo a todo el mundo la descarga libre (y gratuita) de la guía y su utilización como herramienta de cabecera para la mejora de la gestión pública.
Rendición de cuentas
Con permiso de la antigua Grecia, podemos encontrar el origen formal de la rendición de cuentas en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada en Francia el 26 de agosto de 1789, que lleva a cabo un doble reconocimiento del derecho a la rendición de cuentas por la ciudadanía. Por una parte, de carácter general, al contemplar en su artículo 15 que “la sociedad tiene derecho de pedir cuentas a todo agente público sobre su administración”, derecho que debe formar parte del ADN del sector público. Pero debe ser un cambio de perspectiva, si la Declaración hablaba del derecho a pedir, lo que sitúa a las AAPP en una posición reactiva, en el SXXI la administración debe adoptar una posición proactiva, ofreciendo la información directamente, sin necesidad de peticiones, rendición de cuentas activa.
Como una aproximación directa “podría definirse a la rendición de cuentas como un proceso a través del cual los gobernantes, los representantes y los servidores públicos informan, responden y justifican sus actos, sus decisiones y sus planes de acción a los gobernados y se sujetan a las sanciones y recompensas procedentes”, de este modo incluiría tres dimensiones: el control institucional, el electoral y el social.
Siguiendo la metodología seguida en la Guía para los cuatro ejes, la guía, con la finalidad precisamente de guiar en el camino hacia el gobierno abierto, se plantea en torno a tres preguntas, qué es, para qué sirve y cómo se ejerce, cerrando en modo propositivo, intentando enriquecer el escenario de gobierno abierto.
¿Para qué sirve la rendición de cuentas?
Desde la crisis aparecida en el año 2008 las instituciones públicas han experimentado una fuerte disminución en su legitimidad, también en las democracias representativas, que se traduce en una clara desafección política y una pérdida de confianza hacia la gestión pública, confianza que constituye la base de las relaciones en un Estado social y democrático de derecho, por lo que resulta urgente abordar medidas para recuperar la confianza y reforzar la legitimidad de las instituciones públicas, finalidad que gracias a una gestión transparente y que rinde cuentas de su acción y resultados puede alcanzarse, tal y como examinamos a continuación. Todo ello sin olvidar el papel que corresponde a la Agenda 2030 y de un modo destacado al ODS 16. “Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas”
¿Cómo se ejerce la rendición de cuentas?
Es fundamental concretar la teoría en aplicaciones prácticas para que todos, responsables políticos, empleados públicos, agentes sociales y económicos y la sociedad en su conjunto pueda conocer mecanismos y experiencias en la materia que permitan su ejercicio, siguiendo también instrumentos internacionales, como la Recomendación de la OCDE sobre Gobierno Abierto.
Y para ello se parte de la necesaria planificación y evaluación de las políticas públicas como herramienta que facilite el conocimiento ciudadano de la gestión pública y de un modo muy relevante la conexión de la administración electrónica y las tecnologías disruptivas con la información, pues la generación de valor público que se alcanza a través de los datos abiertos y la reutilización de la información es posible gracias al formato electrónico en el que se lleva a cabo la gestión. Nos encontramos así ante una herramienta clave para alcanzar los objetivos del gobierno abierto y, en particular, para facilitar una debida rendición de cuentas, dadas las posibilidades que ofrece la tecnología
Epílogo: Recomendaciones para una visión de futuro
La rendición de cuentas tiene su reflejo en el IV Plan de Gobierno Abierto, en particular, en relación al Eje 1. Transparencia y Rendición de Cuentas y el Eje 3. Integridad, y para avanzar en su consecución se realizan una serie de propuestas:
- Mejorar los estándares de publicidad activa contemplados en la normativa.
- Reforzar el acceso a la información pública.
- Institucionalizar la obligación de rendición de cuentas estableciendo obligaciones legales concretas que aseguren su ejercicio más allá del control en ciclos electorales y fijando procedimientos de exigencia de responsabilidad y sanción ante el incumplimiento
- Reforzar los marcos de conocimiento en materia de rendición de cuentas tanto por los empleados públicos como por los responsables políticos para fomentar el cambio cultural en las instituciones públicas
- Garantizar la independencia y especialización de los órganos de control
- Capacitar a la ciudadanía en el marco del Plan de Competencias Digitales para la utilización de las herramientas tecnológicas para el ejercicio de la rendición de cuentas, fomentando la innovación social en su utilización y la generación de valor público mediante su reutilización que permitan el establecimiento de mecanismos de auditoría y control social.
- Generar un ecosistema de datos de calidad, fiables, estructurado y de fácil acceso para la ciudadanía, pero también internamente para promover ejercicios proactivos de rendición de cuentas.
En definitiva, se propone con esta guía institucionalizar la rendición de cuentas (un deber inexistente en el ordenamiento jurídico), no sólo como una buena práctica, sino como un mecanismo de Estado para recuperar la confianza de la ciudadanía y la legitimidad y calidad democrática de las instituciones, estableciendo una posición activa del control social en los resultados de la acción de gobierno en la exigencia de responsabilidad sobre la formulación y ejecución de las políticas públicas y la calidad en la prestación de servicios públicos. Ya tenemos la Guía, ahora toca seguir el camino fijado.