Checklist (realista) para los Planes Antifraude

La integridad pública no puede depender del destino de los fondos europeos. Reducir los planes antifraude al cumplimiento formal del PRTR es un error estratégico y una oportunidad perdida. El fraude, la corrupción y los conflictos de intereses no distinguen entre financiación europea, estatal o local: afectan a toda la gestión pública y erosionan la confianza ciudadana en cualquier ámbito.

Por eso, los planes antifraude deben extenderse al conjunto de la actividad administrativa, convirtiéndose en una herramienta estable, útil y verdaderamente operativa, no en un ejercicio de postureo ni en un documento que se guarda en un cajón tras la auditoría de turno. Su valor real reside en que ayuden a prevenir riesgos, refuercen la cultura ética y proporcionen garantías sólidas en los procedimientos sensibles.

Este checklist está diseñado precisamente para eso: comprobar en un vistazo rápido si el plan antifraude de una entidad es un mero trámite o un instrumento eficaz de integridad institucional. Una guía práctica para saber si estamos haciendo lo que decimos… y si lo que decimos sirve realmente para proteger lo público.

1. Compromiso institucional

  • ☐ Declaración pública de tolerancia cero frente al fraude.
  • ☐ Respaldo explícito de la alta dirección.
  • ☐ Responsables y órganos competentes claramente identificados.

2. Análisis y mapa de riesgos

  • ☐ Mapa de riesgos elaborado y actualizado.
  • ☐ Identificación de procesos críticos (contratación, subvenciones, RRHH…).
  • ☐ Valoración de probabilidad e impacto.
  • ☐ Medidas de mitigación asignadas y revisadas periódicamente.

3. Medidas de prevención

  • ☐ Protocolos de conflictos de intereses implementados.
  • ☐ Declaraciones de intereses iniciales, anuales y por procedimiento.
  • ☐ Actualización automática o bajo declaración responsable.
  • ☐ Formación obligatoria en integridad para el personal.

4. Medidas de detección

  • ☐ Canal de denuncias operativo, seguro, anónimo y confidencial.
  • ☐ Indicadores de alerta temprana definidos.
  • ☐ Revisión periódica de expedientes y patrones de riesgo.
  • ☐ Procedimientos para gestionar comunicaciones anónimas.

5. Medidas de corrección y respuesta

  • ☐ Protocolo claro para investigar incidentes de fraude.
  • ☐ Medidas disciplinarias y administrativas definidas.
  • ☐ Procedimiento de remisión a Fiscalía, Tribunal de Cuentas u otras autoridades.
  • ☐ Registro y trazabilidad de todos los incidentes y medidas adoptadas.

6. Conflictos de intereses 

  • ☐ Protocolo DACI implantado: identificación, declaración y gestión.
  • ☐ Declaraciones de intereses completas, actualizadas y verificables.
  • ☐ Procedimiento claro para abstención y recusación.
  • ☐ Registro de conflictos de intereses y medidas aplicadas.
  • ☐ Evaluación periódica de situaciones sensibles (contratación, subvenciones, RRHH).
  • ☐ Formación específica para responsables de unidades y miembros de órganos de selección o contratación.

7. Código ético y política de obsequios (Nuevo apartado)

  • ☐ Código ético vigente, accesible y conocido por toda la organización.
  • ☐ Principios de integridad, neutralidad e imparcialidad definidos.
  • ☐ Política de obsequios y hospitalidad clara: límites, prohibiciones y excepciones.
  • ☐ Registro obligatorio de obsequios/hospitalidad con supervisión periódica.
  • ☐ Procedimiento para resolver dudas o situaciones no previstas.
  • ☐ Comunicación interna periódica que refuerza el estándar de conducta esperado.

8. Conexión con el PRTR y demás normativa aplicable

  • ☐ Cumplimiento de los requisitos PRTR (auto-evaluación, medidas 4E…).
  • ☐ Coherencia con el sistema de control interno de la entidad.
  • ☐ Alineación con normativa de contratación, subvenciones, transparencia y protección de datos.

9.  Comunicación y cultura organizativa

  • ☐ Plan publicado y accesible.
  • ☐ Personal conocedor de sus obligaciones y canales de actuación.
  • ☐ Cultura favorable a la información sin represalias.
  • ☐ Campañas internas de sensibilización periódicas.

10. Evaluación y seguimiento

  • ☐ Comité Antifraude constituido y activo.
  • ☐ Informes de seguimiento periódicos.
  • ☐ Revisión obligatoria anual del plan.
  • ☐ Evidencias documentales completas para auditorías.

En definitiva, un plan antifraude solo tiene sentido si transforma la forma de gestionar, si detecta riesgos antes de que se materialicen y si coloca la integridad en el corazón de la organización. Aplicar este checklist no es un ejercicio formal: es una invitación a revisar con honestidad dónde estamos, qué falta por hacer y cómo convertir la prevención del fraude en un compromiso real y sostenido. La integridad no se proclama: se demuestra cada día en los procesos, en las decisiones y en la cultura interna de cada entidad. ¿Estamos preparados para dar ese paso?